viernes, 30 de enero de 2009

Tenis in love

La noticia destacada de Clarin.com de hoy se titula: Nadal pasó a Verdasco en un partidazo y definirá ante Federer. Ahora... ¿¿¿¿no es muuuy gay la foto q pusieron???? Jajaaaa!!

De alto vuelo

En un avión, iniciado el vuelo, una señora oprime insistentemente el timbre para llamar a la azafata.
—¿Cuál es el problema, señora? —pregunta la azafata.
-¿Es que no lo ve? —responde la dama—. Me colocaron junto a un sucio indígena. No soporto estar al lado de uno de estos seres repugnantes. ¿¿¡¡No tiene otro asiento!!??
—Por favor, cálmese... —dice la azafata—. Casi todos los asientos están ocupados. Pero voy a ver si hay un lugar disponible.
La azafata se aleja y vuelve algunos minutos más tarde.
—Señora: como yo pensaba, ya no hay ningún lugar libre en la clase económica. Hablé con el comandante y me confirmó que no hay más sitios disponibles en la clase económica. No obstante, tenemos aún un lugar en primera clase.
Antes de que la dama pudiera hacer el menor comentario, la azafata sigue...
—Es del todo inusual permitir a una persona de la clase económica sentarse en primera clase. Pero, dadas las circunstancias, el comandante encuentra que sería escandaloso obligar a alguien a sentarse junto a una persona tan repugnante.
Todos los pasajeros de alrededor observaban la escena, indignados. Entonces, la azafata, dirigiéndose al "Indigena ", le dice:
—Si el señor lo desea, tome su equipaje de mano, ya que un asiento en primera clase lo espera.
Los pasajeros, que, sorprendidos, presenciaban la escena, se levantaron y aplaudieron.

miércoles, 28 de enero de 2009

Quiero llenarme de ti

Quiero escribir una canción a tus cabellos,
luego tu cara en la arena dibujar,
oír tu nombre cantado por el viento,
ver tu sonrisa jugando en el mar.

Quiero flotar en cada beso entre las nubes,
y contemplarte en tu adorable juventud,
luego pintarte con luz del arco iris,
y hacer un cuadro de amor y gratitud.

Quiero llenarme de ti,
quiero poderte encontrar
entre la naturaleza
y mi vieja tristeza,
poder olvidar.

Quiero encerrar a tu mirada entre mis manos,
luego abrazarte y llenarte de calor
para que el frío de los años no te dañe
y conservarte como una bella flor.

Tu peligrosa insolencia me estremece,
tu picardía me hace sonreír,
la candidez de tu mirada me enloquece,
dime ¿qué más puedo pedir?

Quiero llenarme de ti,
quiero poderte encontrar
entre la naturaleza
y mi vieja tristeza,
poder olvidar.

Quiero llenarme de ti...
Quiero llenarme... de ti.

Sandro

jueves, 22 de enero de 2009

Acá hay verano

Vivir el verano en Buenos Aires es una experiencia demasiado caldosa. ¿Habré tenido la suerte de irme la mayoría de los años? ¿Habrá pasado mucho tiempo desde el último verano y ya me olvidé? La cuestión es que, la haya pasado bien o mal en las vacaciones, siempre fue un corte. Volver, un renacimiento, aunque fuera durante ese solo día... Y además, siempre está esa parte previa de “preparación”, de “anhelo”. Siempre es divertido o intrigante la cocina de lo que va a ser, ya sea en pareja o con amigos… Siempre es algo nuevo. El impasse del año. Cuánto sale alquilar, qué ropa voy a poner en el bolso, por dónde vamos a caminar... Y, sobre todo, cómo me voy a llevar con quien me vaya… Hasta que, finalmente, la vacación llega. Generalmente el viaje de ida es muy esperanzador: casi todos remamos ese momento porque se vienen los días esperados durante todo el año. En cambio, en el viaje de vuelta, casi siempre se ven caras y ánimos muy buenos o muy malos, que son como un balance de lo que pasó. Y mientras escribo me surgen recuerdos aislados de distintas vacaciones, momentos apasionantes, días de pelea, ratos plácidos, mal humor, jolgorio, aburrimiento, novedades, repeticiones… De todo. También hay que saber elegir con quién va uno y adónde. Sobre todo con quién diría yo. Y además, rever cuánta expectativa de más o de menos se pone. Muchas veces es como una película que te comentan. Si te machacan el cerebro diciéndote que es la mejor de la década vas con una idea que casi seguro se te va a desmoronar porque nunca vas a poder alcanzar tan alto umbral. Si nadie te dice nada y vas sin esperanza alguna, muchas veces te parece excelente o, al menos, pasás un momento agradable. Lo mismo pasa con las vacaciones yo creo. Y también es diferente irse con alguien por primera vez que repetir. Si vamos con alguien repetido, por un lado, tenemos garantizado algo supuestamente que nos gustó –porque ya nos conocemos en instancia vacacional-, pero, por otro lado, estoy recordando en este momento la última Semana Santa que no sólo me sorprendió para bien sino que me fui con una nueva amiga, gracias a que nos "re-conocimos" esos cuatro días. Ahora bien, el tema complicado es cuando no hay planes de vacaciones. ¿Cómo se hace para soportar 37 grados a la sombra en medio del pavimento o el subte? ¿Las mismas voces y las mismas caras en el laburo? ¿Cómo se hace para seguir el año sin aumentar las contracturas? Definitivamente, creo que no es nada fácil quedarse, no cambiar de lugar. Un parate, aunque sea mínimo, es casi imprescindible.

lunes, 19 de enero de 2009

El deseo

En su libro El alma está en el cerebro, Eduard Punset (escritor, abogado, economista y divulgador científico catalán) dice: “El deseo nos saca de nosotros mismos, nos desubica, nos dispara y proyecta, nos vuelve excesivos, hace que vivamos en la improvisación, el desorden y el capricho, máximas expresiones de la libertad llevada al paroxismo. El deseo reivindica la vida, el placer, la autorrealización, la libertad. Unos planifican su vida, mientras que otros la viven al ritmo que les marca el deseo. El deseo de vivir y de hacerlo a su manera. Por eso sus autobiografías son más descriptivas que explicativas, pues sus vidas no tanto se deben a los resultados u objetivos cumplidos, sino al sentido inherente al mismo proceso de vivir. Y este proceso, de uno u otro modo, lo establece siempre el deseo. Si bien el deseo rebosa incertidumbre acerca del itinerario, a muchas personas les garantiza la seguridad en cuanto a los pasos dados. Bien entendido que el deseo no es una voz oscura, confusa y estúpida, sino que -en una persona madura- es luminosa, clara e inteligente. Las emociones están en la base de los deseos y de la inteligencia se dice que es emocional. Visto de este modo, el deseo se convierte en el portavoz de uno mismo.”

martes, 13 de enero de 2009

Piense con la parte alta del cerebro

El otro día me afanaron. Sí, me afanaron. El cuento no importa: entraba en el edificio y un tipo se me metió y le di la guita. El tema es el globo aerostático que generó esto. Primero: yo me considero –a veces- solidaria, y cuando –inocentemente- vi un chabón que buscaba las llaves para entrar, automáticamente lo hice pasar, porque me revienta la gente que te cierra la puerta en la cara y da doble vuelta a la llave. Pero bueno, estuve despistada. Así que el tipo me pidió la mochila con un arma (probablemente de juguete y sin apuntarme), y finalmente sólo le di el dinero. No me hizo nada ni se quedó adentro del edificio. Por supuesto que me cagué toda. Pero la cosa quedó ahí. La cuestión es que cada vez que cuento esto, mucha gente reacciona de modo sobredimensionado. El otro día, sólo por pedirle al taxista que me dejara en la puerta porque me habían afanado, me tuvo todo el viaje contándome de lo hijos de puta de los peruanos que afanan en Constitución, etc etc, y que él un día bajó la ventanilla y le pegó una trompada a uno… Yo no veía la hora de que me dejara en mi casa y se fuera. Y, por supuesto, me arrepentí todo el viaje de mi comentario. Después, algunos amigos me vienen con “ay, sí, está terrible la cosa… la inseguridad está cada vez peor… bla bla”, y ahí entonces, acto seguido, viene el obvio ejemplo: “a fulanito le pasó tal cosa”, "a menganito tal otra". Y es una bola de nieve. Sí, puede ser que haya ahora una bandita en mi cuadra, pero también creo que es una cuestión de suerte. Sí, puede ser que esté más jodida la cosa, pero matando bolivianos no vamos a zafar, eh… Ni metiendo en cana a pibes de 12 años. La cuestión es que ahora en el edificio yo soy la pobre víctima del octavo B. Y es gracioso, porque uno solo me preguntó qué había pasado pero parece que se corrieron varias bolas y “rumores” acerca de "el hecho de inseguridad". La gente es morbosa y agrega o cambia detalles. No sé. Leete un policial, ¿no? Y saciá tu necesidad… Stephen King puede ayudar... Pero desde entonces, que es el segundo robo en dos meses en el edificio, implementaron una serie de medidas de seguridad, en mi opinión, bastante desacertadas. En la entrada hay un foco que te deja ciego cuando pasás. Eso no está mal. Y al caminar por el pasillo, además de las que hay, se encienden luces extra. Hasta ahí, todo bien. Ahora: no sé cuánto puede salir pero no hay cámara alguna, y menos un chabón de seguridad toda la noche (esto sí debe ser caro, mejor no lo propongo). Pero creo que prefiero la camarita a la lamparita… Ahora, la que me pareció más ridícula fue la medida “obligatoria” que se implementó esta semana: además de la puerta de entrada, después de caminar unos pasos, pusieron cerradura a otra puerta de vidrio (y hay que cerrarla siempre, si no, te miran mal), y recién después de abrir esta segunda puerta podés acceder a los ascensores, al edificio en general. La cosa es: si a mí me pasa lo del otro día, o si entra un tipo que me quiere asaltar, afanar, violar, etc., no llego a abrir la segunda puerta (cerradura que por cierto es bastante dura y costosa de abrir), me quedo en ese especie de zaguán vistoso encerrada con el tipo, es decir: ni siquiera puedo correr a portería para pedir auxilio. Yo intentaría bajar el nivel de ansiedad, la verborragia, la película de la inseguridad, y pensar algo más útil, como por ejemplo, cómo incluir más gente en el sistema, o cómo cambiar la cultura del “zafe y siga” por otra.