miércoles, 13 de enero de 2010

I me mine

Desde que mi compañera de banco de la primaria tenía esa enorme caja de lápices de colores, que incluía hasta tres tonos de amarillo, paisaje idealizado por el que se me desorbitaban los ojos cada vez que lo abría, desde que mi frustración se inició aquellas veces que le pedía a ella al menos el machucado marrón sin punta, y desde que su dueña jamás se dignaba a pasarme ni siquiera el blanco…. las cosas no han cambiado tanto.
Yo trabajo en un lugar gubernamental donde, si no fuera por, digamos, tres o cuatro rescatables, a veces creo que estoy rodeada de “individualistas”. Baste contar algunos ejemplos de la vida cotidiana.

Insólitamente, uno de los temas “complicados” es el papel higiénico. Paso a contar: el personal de limpieza deja en el baño, periódicamente, un paquete de seis rollos. Y sin embargo, no siempre es fácil encontrar papel higiénico en tiempo y forma. ¿Por qué? Hay diversos motivos: por un lado, una compañera decidió que cada vez que llegue un “pack” lo mejor sería dejar uno en el baño, y el resto, esconderlo ¡fuera del baño!, supongo que para que los inocentes de limpieza dejen más y nosotros acumulemos más y más y más. Por otro lado, en la cajonera (del baño) otra compañera esconde SU rollo (personal) dentro de una bolsa, bolsa que además está firmada con su propio nombre (casi todos sus objetos de la oficina están firmados con su nombre). O sea: no ose usted usar ni dos laminitas del rollo de SU pertenencia. Conclusión: si estás en el trono y se terminó el papel que dejó la amable compañera que esconde los cinco rollos restantes no sabemos dónde te quedás en bolas (y con el culo sucio).

Pero el individualismo empezó a desarrollarse bastante antes en esta oficina. Cuando no venía el personal de limpieza tan seguido, uno de nosotros iba al super y hacía LA compra general, la que pagábamos todos por igual. Ya que íbamos, incluíamos cosas imprescindibles, necesarias para muchos (papel higiénico, rollo de cocina para compartir en el almuerzo, café, yeba, etc.) así como también, algunas cosillas sólo para algunos (café instantáneo, mayonesa, edulcorante, aceite de oliva, galletitas, etc.). A veces uno pagaba de más, otras veces, de menos. Yo no tomo mate pero sí consumo edulcorante. Y así… Conclusión: siempre se equiparaban las cosas.

Pero un día, una de las autistas dijo: “yo no me sumo más a la compra, vayan pero no me incluyan, gracias” (como queriendo decir: “compren y gasten como quieran, yo compro mis cosas, el resto, no me interesa”). Sí: yo diría que ese fue el puntapié inicial del individualismo en este lugar. A las pocas semanas dejamos de ir al super (la mayoría se fue sumando a la política de: “yo también compro mis cosas”). Hoy, cada uno tiene (y usa) sus cosas. É decir: algunos utópicos todavía compramos el rollo de cocina y lo dejamos “en el armario compartido” para que se use a piacere. Pero hay las iniciadoras del individualismo JAMÁS osarían sacar ni medio papelito del rollo de cocina. Ellas tienen SUS servilletas, SU azúcar, SU café. Si les pedís algo son tan buenas que te prestan pero en sus putas vidas se rebajarían a pedirte nada porque -en sus cabecitas- eso significaría quedar en deuda con vos.

El individualismo se ha extendido también a los usos y costumbres. Digámoslo sin rodeos: yo no tomo mate, el resto sí. Pero hace tiempo que veo que cada uno tiene su matecito, su yerbita, su equipito propio. Ya ni pinta esto de la ceremonia típica, ni siquiera entre dos (que para mí viene a ser lo único interesante que conlleva esta infusión –mil perdones a los materos-).

Así también, cada uno parece tener SU LUGAR en la heladera de la oficina (un pequeño espacio que no se comparte). Además, estas dos compañeras iniciadoras del "yo-yo" ¿alquilaron? las dos sillas contiguas a la ventana cuando nos sentamos a comer. Y guay del que ose sentarse en ¿SUS? lugares.

Hablando de “hora del almuerzo” no dejemos de nombrar a la pareja que vive/duerme/trabaja codo a codo de lunes a lunes. Cumplen (laboralmente) la misma función en la oficina, se sienta uno pegadito al otro, y si bien son acá de los que más ganan, son asimismo los que más despotrican (siempre por lo bajo, por supuesto). Ellos ni siquiera se sientan a almorzar con el resto. Come cada uno frente a su computadora (tampoco hablan el uno con el otro en esos momentos). Durante el período de ingesta continúan con sus ojos frente a sus monitores. Y luego, con sus tareas. Hasta que, como todos los días, termina su horario, se retiran -como siempre– al hogar, y otra vez igual. Si los demás alguna vez decidimos ir a comer afuera a festejar algún cumpleaños, navidad o el día del mosquito, ellos no vienen ni por error, al principio aducían temas monetarios, ahora ya ni les preguntamos.

Pero en verdad son varias las personas acá que, frente a festejos que exceden a esta oficina (organizados por este gran organismo), primero se mofan, luego dicen: “no voy”, antes de terminar de escuchar de qué se trata. Cada uno tiene su auricular, y a veces es difícil la simple comunicación. Eso sí, para decirle algo al compañero con quien sí nos llevamos bien, no queda otra que el msn.

A todo esto, la mayoría, los últimos cinco o siete años, hemos logrado lo que nunca antes: pasar a estar en blanco, aumentos de sueldos (esto fue un continuado ininterrumpido los últimos dos años), estabilidad laboral, etc. Y sin embargo, los que más se quejan son, paradójicamente los más beneficiados, los que más ganan.

Si durante las elecciones les toca el simple deber cívico de ser autoridad de mesa, jamás lo cumplirían (“mirá si voy a perder todo un domingo con semejante pelotudez”), a cambio, esperan el oro y el moro de sus “presidentes-padres”. Nunca están conformes con lo que tienen, aunque ahora sea mucho mejor que hace 10, 15 o 20 años… Pero si, por ejemplo, se decide pintar las oficinas dicen: “¡Ves!, ya no saben en qué gastar la plata”, ahora bien: si no hay planes de pintar, entonces, siguen rumiando pero con alguna frase como ésta: “¡Y claro! ¿No ves que este gobierno nunca hace nada?”.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

tal cual Ave.
yo siempre laburé en el ámbito privado, y podría repetir muchas cosas así. me encantó lo que contaste de tu compañera de banco. me hiciste acordar cómo sufría cuando mis viejos no tenían un mango y había que escribir con la 303 que manchaba todo. cuando me dieron una parker fui feliz.

Ave Larga dijo...

Hola Petaloudes! Sí!! La Parker era la más cheta. Si no, una instancia intermedia era una q creo q se llamaba Sheffer, jaja! Muy buenos tus blogs. Sds!

Anónimo dijo...

es verdad, de ésa no me acordaba. sí la parker era re-cheta. chagracias.

Anónimo dijo...

Que onda, suerte que apareció la birome y algunos la permitían usar.
En los laburos siempre pasa algo, (yo deje también de compartir el mate, me contagie hepatitis)
Y te olvidas de hablar del jefe, el mio es un vago.
Juancho

Anónimo dijo...

Mira con respeto al mate es todo un tema, yo no tomo (mate) ni con mi mujer (ni con mis compa. del laburo) porque uso otra yerba y un edulcorante especial que me recomendó el medico, lo mismo con el tipo de condimentos.
Y me pregunto con cuantos te comunicas con msn, primero en mi trabajo no se puede, y si es con menos de la mitad, no será un problema tuyo con el resto y tendrás que cambiar.
Y si …………….. soy individualista y aprendí por gente jodida o como dicen gente toxica

¨El individualismo es la posición moral, filosofía política, ideología, o punto de vista social que enfatiza "la dignidad moral del individuo" Los individualistas promueven el ejercicio de los objetivos y los deseos propios y en tanto la independencia y la autosuficiencia mientras se oponen a la mayoría de las intervenciones externas sobre las opciones personales, sean estas sociales, estatales, o de cualquier otro tipo de grupo o institución. http://es.wikipedia.org/wiki/Individualismo

¨Tendencia a pensar y obrar con independencia de los demás, o sin sujetarse a normas generales.
Tendencia filosófica que defiende la autonomía y supremacía de los derechos del individuo frente a los de la sociedad y el Estado.¨
Real Academia Española

Saludos un seguirdor de tu blog
Prof. Roberto Fernández

Anónimo dijo...

Hola Ave Larga
Y si hablamos de la oficina hay mucho para decir, lo que contas es ingenuo al lado de los que trabaja para el estado, esos si que la pasan bien.
Son pocos los que trabajan, un tiempo estuve en un ministerio y te encontrabas con gente que no cumplía su horario (encima criticaban a los otros, q hacian lo mismo), usaban la oficina para hacer sus trabajos particulares.
Veías una mina pelirroja y a las 3 horas su cabello era rubio y todo en horario de laburo, una salía casi todos los día porque se estaba haciendo una prótesis dental, otra por ejercicio oftalmológicos.........
Y ni hablar de faltas (desde problemas con el dedo meñique, dolor de panza, estudio, etc.), preparaban sus monografías con total despartajo será que me enseñaron a respetar el lugar de trabajo
A un pibe le enseñe el trabajo que yo hago y después me quiso mover el piso.
Ahora donde estoy peleo xq me vengan arreglar mi PC, x lo cual uso una de un compañero que ingresa + tarde.
Y como tema duro, decir autista a una persona es una gran agresión a los oidos de un tío (en mi caso)que tiene su sobrina autista
Ramiro de la Serna