No soy tu abuelo

Así como en los medios ahora apareció la moda de llamar a los padres, 'papás' y 'mamás', hace tiempo que vengo escuchando hablar de los viejos como 'abuelos' cuando están vivos, o si se quiere agregar una cuota de cariño... o quizás porque no se sabe cómo llamarlos. Y si no, se los llama 'sexagenarios' u 'octogenarios' cuando sufrieron algún accidente, cuando murieron, o algo así… Como dice mi papá: Ojalá no morirme en la calle porque si no va a salir en el diario: “Un sexagenario fue víctima de un accidente de tránsito…”. En la nota de hoy de Clarín, Alertan sobre los efectos en la salud del "lenguaje para viejos", Gabriel Guibellino dice que, según una observación realizada por la Escuela de Enfermería de la Universidad de Kansas, parece que “si los trataban como idiotas o como bebés, la cooperación de los viejos era menor.” Por otro lado, Leopoldo Salvarezza, psicogerontólogo, ex profesor de la UBA habla de los prejuicios: “los viejos son enfermos, depresivos, asexuados, pesados, maniáticos, etc.- y positivos también -son sabios, bondadosos, confiables-". Según Salvarezza: “cuando alguien le dice 'abuelo' a quien no es su abuelo, hay una usurpación de títulos". También, según Miguel Ángel Acánfora, médico gerontólogo, al hablarle con diminutivos, “es como decir que el adulto mayor tiene una incapacidad; todo es más chiquito, todo le funciona menos.”. Conclusión: parece que la tendencia es tratar a los viejos con un desprecio considerable. Imaginemos los efectos sobre la salud, la autovaloración, la autoimagen y las ganas de seguir cumplir años que puede tener todo esto.